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Investigación vincula experiencias traumáticas infantiles con alteraciones de microbiota oral y enfermedades en etapa adulta

  • Foto del escritor: circulopoliticohid
    circulopoliticohid
  • hace 41 minutos
  • 2 Min. de lectura

Una investigación del Tecnológico de

Monterrey ha dado un importante paso hacia el desarrollo de herramientas innovadoras

para la prevención y diagnóstico oportuno de enfermedades crónicas relacionadas con el

estrés infantil, mediante la identificación de biomarcadores del microbiota oral y sus

alteraciones que pueden asociarse a Experiencias Adversas en la Infancia (Adverse

Childhood Experiences o ACEs, por sus siglas en inglés).

El estudio es liderado por Cristina Elena Cabrera González, estudiante del Doctorado en

Biotecnología y la Dra. Rocío Alejandra Chávez Santoscoy, profesora investigadora de la

Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey, especialista en Seguridad

Alimentaria y reconocida a nivel internacional por sus investigaciones relacionadas con el

desarrollo de recetas de nutrición funcional para pacientes con enfermedades crónicas.

Este proyecto forma parte del Proyecto Insignia de Seguridad Alimentaria y Nutrición de la

Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey, la investigación se enfoca

en cómo las adversidades durante la infancia (como la violencia doméstica, la negligencia

o el abuso emocional y físico) pueden provocar una respuesta de estrés exacerbado y/o

crónico en los niños, impactando su salud a largo plazo y propone tratamientos

preventivos para ayudar a mejorar su calidad de vida en la etapa adulta.

El impacto del estrés infantil en la salud: una realidad alarmante

Las experiencias adversas en la infancia (ACEs) son circunstancias que representan una

amenaza grave para el bienestar físico y psicológico de los niños. Entre ellas se

encuentran el abuso físico, emocional y sexual; la negligencia emocional o física; y

situaciones familiares, la violencia doméstica, la enfermedad mental de un pariente, el

encarcelamiento de un familiar o el abuso de sustancias por parte de integrantes de la

familia o de los propios menores, por mencionar algunos ejemplos.




En México, 19.3% de los niños entre 24 y 59 meses no alcanzan los hitos del desarrollo

infantil. De acuerdo con datos recientes de UNICEF al menos 60% de los niños a nivel

mundial, sufren abuso psicológico o castigos físicos, por otro lado, un 50.4% de los niños

en México ha sido educado mediante métodos violentos, y el 95.2% ha estado expuesto a

al menos un factor de riesgo relacionado con el maltrato infantil. Estas experiencias,

además de afectar el potencial humano y el comportamiento infantil, desencadenan

respuestas fisiológicas que pueden tener consecuencias graves en la salud a largo plazo.

 
 
 

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